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Primer Encuentro del ciclo Soberanía científico-tecnológica y Geopolítica del conocimiento en tiempos de pandemia

El viernes 5 de junio a las 18 hs. se desarrolló el primer encuentro del ciclo “Soberanía científico-tecnológica y Geopolítica del conocimiento en tiempos de pandemia”, con la participación de Pablo Núñez (Subsecretario de Coordinación del Ministerio de Ciencia y Tecnología), Ana Franchi (Presidenta del CONICET) y Miguel Nicolelis (Presidente Comité Científico Consorcio Gobernadores Nordeste de Brasil).

El encuentro virtual, coordinado por Martín Unzué (IIGG – UBA) y Belén Sotelo (FEDUBA – UBA) y la presentación de nuestro Secretario General Federico Montero (FEDUBA – CONADU), se dio en el marco de las actividades previas al Diplomado Superior y Programa de Actualización en Investigación, Transferencia y Desarrollo en la Universidad Pública (ITD) 2020.

Nuestra Secretaria de Finanzas, Belén Sotelo inauguró la actividad explicando la importancia de promover una formación de excelencia, como es el ITD para construir un futuro mejor para nuestra región. Invitó a quienes estén interesadoxs a inscribirse a través de los formularios que pueden encontrar en nuestro sitio web.

Federico Montero se refirió a los objetivos de este ciclo de antesala al ITD, que motiva a reflexionar sobre la crisis desarrollada por la pandemia, su repercusión en el desarrollo del conocimiento y a nuestra tarea como sindicato de trabajadorxs docentes e investigadorxs en esta coyuntura. También hizo alusión a la importancia del rol del Estado para mediar ante las desigualdades que se agudizan con la pandemia, y  como garante de que las instancias de producción de conocimiento estén sustentadas desde una perspectiva de lo público, en tanto derecho de la población. “Es por eso que en esta charla hemos convocado a personas que trabajan en la dimensión específica de investigación, que desde la perspectiva estatal y mirando las necesidades sociales se ocupan de producir respuestas inmediatas a esta pandemia, pero también estratégicas para dar respuesta al día después”, agregó.

Martín Unzué retomó esta afirmación para resaltar la importancia del Estado articulado con la cuestión estratégica en el desarrollo científico y tecnológico, especialmente cuando que se logré desarrollar una vacuna y se deba organizar su distribución sin que primen los intereses económicos. “Hay que pensar el desarrollo científico en su vinculación con la investigación y la soberanía, lo cual implica inversión y mejoras en los subsidios y las condiciones de trabajo de nuestrxs investigadorxs, una deuda que venimos acumulando del anterior gobierno”, afirmó. Para concluir, se refirió a la articulación entre las diferentes disciplinas científicas, así como entre organismos y sistema universitario y de nuestro sistema científico con lxs usuarixs, como instancias que debemos considerar para pensar la soberanía científica.

Pablo Núñez contó cómo la pandemia puso a prueba al sistema científico, en particular al MinCyT,  y a su capacidad de articulación e intervención para dar respuesta. Teniendo en cuenta  los problemas presupuestarios, de recursos humanos, y las deudas que tienen nuestro país con el sector científico, esta emergencia sanitaria es un desafío en torno a cómo atender una problemática que requiere de una perspectiva interdisciplinaria. “Pone a prueba nuestra capacidad de vincular nuestro sistema científico con el productivo. Pero nuestro país no tenía diferentes componentes claves, como laboratorios con capacidades de hacer diagnostico con los kits real time. Si hablamos de soberanía, esa condición requiere que el país tenga la capacidad de disponer de este insumo, como un ejemplo de tantos otros” reveló. Si bien la Argentina puede producir estos insumos, hubo escases de planificación en los años anteriores que hoy queda en evidencia, así como la necesidad de un Estado presente. Pese a esto, desde el MinCyT,  se pudo desarrollar un kit de detección de anticuerpos que es útil para el seguimiento de pacientes. Este panorama demuestra que el sistema científico puede impactar en las políticas públicas. El presente nos marca un aprendizaje que tenemos que sostener a lo largo del tiempo, acerca de establecer prioridades, planificar con antelación y  articular desde el sistema científico con el sistema de salud, el sistema educativo y el gobierno.

Ana Franchi relató que cuando asumió al frente del CONICET encontró al organismo totalmente desfinanciado, con salarios bajos y becas por debajo de la línea de pobreza. Al igual que Pablo Nuñez, mencionó la desarticulación entre los organismos de Ciencia y Técnica, las Universidades e incluso en el mismo CONICET. A pesar de este horizonte de inicio, la respuesta ante la pandemia fue rápida, demostrando que con intención y financiamiento las respuestas son efectivas. Tras 4 años de un continuo desprestigio y desvalorización, se demostró que contamos con capacidad para responder a problemas concretos de la sociedad: “Eso es lo que nos tiene que quedar. Porque esto produce soberanía”. También se demostró la necesidad de un Estado que fije prioridad y estimule la permanencia de recursos humanos que fueron formados en nuestras casas de estudio. “Una población y una clase gobernante que entienda que la ciencia, la tecnología y la educación son fundamentales”, concluyó.

A su turno, Miguel Nicolelis compartió la experiencia de Brasil donde la pandemia ya ha costado 35 mil muertes y no cuenta con un Ministerio de la salud. Frente a estas cifras las conclusiones son claras: la investigación en salud pública es esencial. Si bien hay  grandes consorcios científicos espontáneos que se unieron voluntariamente para crear recomendaciones que algunos gobernadores han seguido, no se puede hablar de investigación a nivel nacional en Brasil. “La ciencia es una de las cosas que necesitamos para sobrevivir para que este contexto no se transforme en uno de los asesinatos históricamente más fuertes después de los indígenas” dijo Nicolelis, advirtiendo como el desafío de la comunidad científica latinoamericana debería ser evitar esta catástrofe de pérdida de vidas humanas. Para concluir Nicolelis instó a educar a lxs científicxs pensando en la condición humana, evitando que la ciencia se divorcié de la humanidad y se transforme en mera tecnología.

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