Uno de los temas prioritarios que está siendo discutido actualmente en el CIN es el de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo. A raíz de los recientes hechos ocurridos en la universidad de Río Cuarto, el interés de la comunidad universitaria en la definición de las pautas que afectan nuestra labor cotidiana se ha visto renovado.

Desde FEDUBA partimos de la idea de que es necesario redefinir los términos en que la discusión ha sido sostenida durante los últimos años. Es por ello que preferimos hablar de «condiciones y medio ambiente de trabajo» y no de «seguridad e higiene», lo cual alude a la concepción tradicional que no interrrelaciona el espacio de trabajo con la calidad de vida del trabajador asumida en forma integral. En efecto, la actual legislación sobre seguridad e higiene data de los años ’70 y ’90, dos períodos nefastos de la historia argentina reciente, que de ningún modo atienden a las necesidades de  los trabajadores. La legislación de la década del ’70 tiene un perfil más bien técnico y enfocado hacia el sector privado (Seguridad e higiene en la industria) y la de los ’90 es bien conocida por todos: la ley de riesgos del trabajo que, de la mano de la flexibilización laboral, abrió la puerta para que las famosas ARTs montaran un negocio millonario a costa de la seguridad de los trabajadores. Puesto que dicha ley no acentúa la prevención del riesgo sino que lucra y atiende los daños una vez que estos se han producido.

A contramano de esta normativa regresiva, nosotros proponemos un nuevo enfoque más amplio, que articula la dimensión física del espacio de trabajo, junto con las dimensiones psicológicas, mentales y culturales que hacen a la calidad del ámbito laboral y de vida del trabajador.

Las condiciones y el medio ambiente de trabajo en la UBA reflejan los resultados de políticas neoliberales aplicadas en los últimos años. A la desinversión que hemos sufrido en común con el resto de las UU. NN., se debe sumar la aplicación de los criterios y conceptos que emanan de las Leyes de Seguridad y Riesgos del Trabajo sancionadas en la dictadura y actualizadas durante el gobierno de Menem. Este marco regulatorio está diseñado para la actividad privada e industrial, donde el Estado cumple solo tareas de control, mientras que en el ámbito educativo en general es, además, el empleador y principal responsable de la garantía de condiciones y medio ambiente de trabajo que preserve la salud integral de docentes y alumnos.

Los trabajadores docentes de la UBA, estamos acostumbrados a desenvolvernos en ambientes de precariedad total, expuestos a riesgos innecesarios,  en condiciones edilicias deplorables, naturalizando así una situación que desde todo punto de vista es inaceptable.

Por supuesto que la situación varía de acuerdo a las facultades: en Exactas cuentan con un plan de CYMAT que es reconocido como uno de los más avanzados del país, y que ha sido tomado por el CONICET y la Universidad de San Luis, entre otros. Por otro lado, existen situaciones como las Sociales o Filosofía que nos ponen al borde de un Cromagnon a cada paso, el desastre del Clínicas, la decadencia del Nacional Buenos Aires, etc. Lo importante, más allá de los particularismos, es asumir el compromiso que implica el reconocimiento de la situación, puesto que somos nosotros, los propios trabajadores, quienes en mejor posición estamos de identificar y transformar nuestras condiciones laborales. Ello implica no quedarnos callados, sino transformarnos en sujetos activos, asumiendo la responsabilidad de luchar por las mejoras que hacen falta, y llevando la discusión y el debate a cada una de las facultades.

La situación de la UBA hoy

Es noticia en todos los diarios el grave problema de pérdidas de gas en sedes de Plaza Houssay y la situación crítica edilicia de Sociales y el Clínicas. Se puede aducir que la crisis política que dejó acéfala a la UBA durante un año hizo perder tiempo valioso, pero las actuales autoridades han tenido más que tiempo suficiente para abordar la serie de problemas críticos enunciados arriba. Cierta inoperancia provocó que la partida desde Planificación Federal para la etapa final de obras del nuevo edificio de Sociales esté trabada por cuestiones burocráticas propias del ámbito de la UBA. Por otro lado, solo FCEN y FIUBA comparten un Departamento de Seguridad e Higiene trabajando en forma autónoma casi al límite de sus posibilidades y no hay acciones centralizadas desde el Rectorado en la materia. Tal es así, que solo estas dos sedes presentaron proyectos a la convocatoria del Plan de Infraestructura que abordaba específicamente los temas de seguridad en el trabajo.

Como es de público conocimiento para la comunidad universitaria, la empresa Metrogas ha decidido suspender el suministro de gas natural en la FCM y FFyBQ hasta tanto no se lleven a cabo las obras necesarias que aseguren las condiciones mínimas de seguridad exigibles en el edificio.

Este problema es de larga data y ha sido sistemáticamente desatendido por las autoridades universitarias. Tal y como fue denunciado por profesores y estudiantes y publicado en los medios de difusión nacionales (ver Página 12 del día 13/03/2008), algunos científicos se han visto obligados a manipular garrafas de gas envasado de 15 kg para no perder sus investigaciones, lo cual trae aparejados más riesgos aún para la ya fragilizada integridad de los trabajadores. El Consejo Directivo de Medicina ha ofrecido medidas paliativas y ninguna solución estructural, permitiendo que la situación avance hacia un punto crítico que requerirá de un presupuesto estimado en $ 7 millones de pesos para su resolución satisfactoria.

Pero esto no es lo importante, puesto que como gremio creemos que la vida de los trabajadores no tiene precio. Lo importante es que, en tanto los principales afectados, queremos ser parte en la definición de las pautas sobre nuestra propia seguridad, por lo cual exigimos la inmediata constitución de la Comisión Paritaria de Condiciones y Medio Ambiente de Ttrabajo que ya funciona a nivel nacional, y que también debe funcionar a nivel sectorial, tal como la ley lo indica. Desde FEDUBA, apostamos nuestros esfuerzos a hacer respetar el derecho de los docentes a participar en estas comisiones como pares. Sólo así, en la medida en que la comisiones de CyMAT sean instrumentadas desde los Consejos Directivos como un ámbito de discusión y propuestas, y en las que nuestra participación es un derecho inalienable se logrará el mejoramiento de las condiciones de trabajo en la UBA.

Los compañeros de Ingeniería han tomado la iniciativa para trabajar esta problemática desde FEDUBA. Si querés unirte a ellos, o conocer más sobre el tema, escribinos a feduba@fibertel.com.ar.



El proyecto presentado por nuestra Federación está en estudio por las UU.NN. y puede ser consultado en http://conadu.org.ar/wordpress/?p=86