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“El deterioro del ambiente costero parece estar directamente relacionado al crecimiento demográfico que han tenido las principales ciudades de la costa”.

FEDUBA dialogó con José Luis Esteves, Doctor en Oceanología por la Université d’Aix-Marseille II, Francia; e Investigador Principal del CONICET. Es también Coordinador del Área Contaminación de la Fundación Patagonia Natural.

FEDUBA: ¿Cuál es el estado de las costas argentinas en relación a los niveles de contaminación?

José Luis Estévez: Hasta principios de 1990, la costa de Patagonia sufrió las consecuencias de varios derrames de hidrocarburos (contaminación crónica), que impactaron fuertemente en colonias de aves y mamíferos marinos. Al mismo tiempo, la creciente presencia de basura de distinto tipo en la franja costera agudizó la preocupación de individuos y organizaciones comprometidos con la conservación de la vida silvestre y el desarrollo sustentable.
A lo largo del tiempo ha crecido el tráfico de buques pesqueros y de carga, cuyo aporte de hidrocarburos (proveniente de procedimientos inadecuados de traspaso/alije de combustibles, vertido de líquido de sentinas, desgazado, etc.) agrava esta contaminación crónica marina y se suma a los grandes derrames accidentales de petróleo que, aunque esporádicos, tienen mucha más difusión por los efectos catastróficos que se generan en su entorno.
Los pingüinos son importantes indicadores de contaminación por hidrocarburos. En la costa patagónica podemos encontrar colonias de pingüinos, en las que cientos de miles de parejas se reúnen cada año para procrear y alimentar a sus pichones hasta que están en condiciones de iniciar la prolongada y extensa migración. El pingüino es una de las aves marinas que más se desplaza por la superficie del mar, nadando y buceando para obtener su alimento, ya sea en áreas cercanas a su colonia, o en zonas alejadas a las que llega durante su período de migración. Lo convierte en un indicador privilegiado, detector involuntario, de manchas de petróleo y otros hidrocarburos. Una vez que su plumaje se ha cubierto de manera más o menos intensa con petróleo o derivados de éste, comienza un proceso que a menudo lo lleva a la muerte.
Con la organización de Fundación Patagonia Natural y el apoyo de otras organizaciones no gubernamentales, gobiernos provinciales y municipales de las principales localidades costeras, organismos militares y civiles del Estado Nacional, empresas privadas, etc, el domingo 2 de septiembre de 2007 tuvo lugar el 2º Censo Nacional de Contaminación Costera de la República Argentina. Abarcó desde San Clemente del Tuyú hasta Ushuaia. Contó con la participación de 3.085 voluntarios que censaron más de  2.026 kilómetros de costa. El objetivo de este Censo fue poner al día la cantidad de residuos sólidos y la estimación de número de aves contaminadas por hidrocarburos o muertas (con y sin petróleo). Entre los primeros se incluyeron los denominados Residuos Sólidos Urbanos (RSU) y Residuos industriales. Plásticos, Vidrios, Metales, Hidrocarburos, Biológicos y Papel y Cartón. Dentro de cada una de estas categorías contemplaban varios ítems.
La cantidad promedio de RSU encontrados por kilómetro en la costa de la Argentina fue de 180,86 (± 39,7) unidades. Aunque Buenos Aires fue la provincia con mayor cantidad total de residuos, superando en poco más de tres (3) veces a Río Negro, donde se encontró la menor cantidad, la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sud mostró la mayor cantidad de RSU totales sobre su costa por kilómetro recorrido. La provincia de Santa Cruz, la que mostró la menor cantidad de residuos totales por kilómetro recorrido.
El residuo que mejor representa la situación ambiental de la costa argentina es el plástico, cuya distribución copia fielmente la distribución de los residuos totales. Más del 50 % de los residuos registrados en todas las provincias corresponden a plásticos de diverso origen. Bolsas y botellas sumaron hasta un 78% del total de plásticos observados. La minimización de estos residuos mejorará notablemente la situación ambiental en la costa.
La provincia en la que más aves muertas se observó fue Chubut, repartidas entre sus diferentes zonas. En cuanto a animales con restos de petróleo, Santa Cruz fue la provincia que registró el mayor porcentaje de ellos, seguida por Buenos Aires y Río Negro. En Tierra del Fuego sólo se contó un animal muerto y sin petróleo. En general, se vio que un 10% de los pingüinos muertos encontrados en la costa Argentina estaban empetrolados. La totalidad de pingüinos muertos  sin petróleo ha sido baja en general.
En la situación general del país se observa una especie de patrón de acumulación de residuos, con una tendencia a incrementar la cantidad de residuos con la latitud. Una conjunción de varios factores podría explicar esta distribución: 1) La cercanía de las ciudades en la provincia de Buenos Aires y la limpieza más frecuente de las costas involucradas. Esta situación contrasta con las provincias patagónicas en donde las ciudades se encuentran más alejadas entre sí y la costa intermedia no tiene responsables directos de su cuidado. 2) El incremento demográfico de casi todas las ciudades de la costa y un menor compromiso ambiental por parte de ciudadanos que recién se instalan en la zona. 3) Vientos. El viento dominante en la zona patagónica proviene del oeste y sudoeste, es relativamente constante a lo largo del año y su energía se incrementa hacia el sur. Esto provoca voladuras y dispersión de residuos. Los vientos predominantes en la costa de Buenos Aires provienen del sector NE, aunque su intensidad es mucho menor. Podrían provocar acumulación en los sectores SO de la Provincia. 4) Corrientes marinas. Estas pueden tener influencia clara en la deposición de los residuos sobre las playas. Podemos decir que se advierte una deposición recurrente en la zona norte de los golfos y bahías. Península Aristizábal, en el norte del golfo San Jorge, es un caso particular.
Comparando con el 1º Censo de Contaminación Costera realizado por la misma Fundación Patagonia Natural en 1995, resulta evidente el deterioro del ambiente costero parece estar directamente relacionado al crecimiento demográfico que han tenido las principales ciudades de la costa.
Hay zonas alejadas de las ciudades en donde la situación adquiere un nivel alarmante. Aquí no existen mecanismos de limpieza y los residuos se acumulan y permanecen mientras el viento o las corrientes no los desplacen.
En síntesis, comparando ambos Censos, se ha observado un incremento notorio de los RSU hacia el sur del país. Este aumento de los RSU, podría explicarse por una cantidad de factores que amplifican el problema. El crecimiento demográfico notable en las ciudades costeras asociado a la falta, o la obsolescencia de infraestructura de servicios, acarrea la generación de basurales a cielo abierto. Esta es una de las consecuencias más graves de la urbanización. Factores meteorológicos, como el viento, generan voladuras que dispersan los residuos fácilmente, sobre todo en la región patagónica. La falta de un sentido de pertenencia de parte de la población y la falta de políticas ambientales o de exigencias para cumplirlas son otros factores que contribuyen a agravar el problema. En relación a los hidrocarburos o el petróleo, en general, Santa Cruz fue la provincia con mayor cantidad de hidrocarburos. El mayor aporte se observó en la zona de Caleta Olivia con residuos de petróleo, debido a una secuencia de pellets hallados sobre la costa a raíz de un derrame en el mar durante el año 2006. El sector de Cabo Vírgenes, en el extremo sur de la Provincia, también presentó gran cantidad de petróleo viejo (intemperizado) sobre sus costas. El resto de las zonas en esta y en las otras provincias, no presentaron este tipo de residuo de petróleo.
En relación a las aves, en general para este Censo, la cantidad de pingüinos empetrolados fue mucho menor que en el 1º Censo. Santa Cruz presentó el mayor valor proporcional de individuos empetrolados en referencia a animales muertos sin petróleo, seguida de Buenos Aires. Chubut tuvo los mayores valores totales (tanto de individuos muertos sin petróleo, como muertos con petróleo), ocupando el tercer lugar en cuanto a las proporciones. Río Negro presentó el 1% de los pingüinos empetrolados y Tierra del Fuego al igual que en el primer Censo, no se observaron animales empetrolados.
El comienzo inminente de la exploración y explotación off-shore, en la zona del golfo San Jorge y la inauguración reciente del Parque Interjurisdiccional Marino Costero “Patagonia Austral” en la zona norte de este Golfo, debido a su elevada biodiversidad, constituyen actividades humanas antagónicas y recientes en la costa patagónica. Los accidentes o mal manejo de residuos por parte de la explotación petrolera, puede afectar seriamente la biodiversidad y en consecuencia la existencia misma del Parque Marino, como otra actividad económica.
El 27 de diciembre del año 2007, apenas tres meses después del 2º Censo, un derrame de hidrocarburos en la zona de Caleta Córdova impactó severamente el mar y la costa; como consecuencia hubo una gran cantidad de aves marinas empetroladas en la zona norte del Golfo San Jorge. Se contaron entonces 759 aves con petróleo, de las cuales 369 eran pingüinos de Magallanes. De este número de pingüinos, 117 murieron como consecuencia del empetrolamiento y 252 pudieron ser recuperados y devueltos a su ambiente. Si el Censo se hubiera realizado algunos meses después de esta contaminación, el relevamiento de pingüinos hubiera dado cifras muy diferentes. Es decir, que los aparentemente buenos resultados no  pueden enmascarar el riesgo permanente que la actividad hidrocarburífera supone para las colonias de aves marinas, de las cuales dependen otras tantas actividades comerciales.
Por lo tanto, surge la necesidad de la implementación de planes de manejo que incluyan los residuos en zonas no urbanas. Por ejemplo, se registró una importante cantidad de RSU en zonas como Cabo Blanco, entre éste y Caleta Olivia, en península Valdés, en península Aristizábal; zonas sin asentamientos urbanos pero que acumulan residuos de todo tipo en concentraciones tan importantes como frente a cualquier ciudad. Algunas de estas zonas se hallan ubicadas además, en Reservas Naturales.
Muchos de los residuos aquí reportados suelen ser tomados por los animales confundiéndolos con sus presas. Menos del 10% de las aves observadas muertas en las costas han mostrado indicios de contaminación por petróleo. El número de pingüinos muertos en referencia a la población total, tampoco indicaría un problema grave por el momento. Sin embargo, ha habido eventos puntuales de derrame de hidrocarburos en los últimos dos años que ocasionaron mortandades importantes de aves (Cabo Vírgenes en setiembre de 2005 y Caleta Córdova en diciembre de 2007). Por estos motivos, se requiere incrementar las medidas de prevención.
El grado de contaminación de las costas está correlacionado en general con la mayor contaminación en el fondo del mar. Aquí llega la mayoría de los contaminantes que caen en el mar; ya sea por su densidad mayor que la del agua marina; ya sea porque los residuos son colonizados rápidamente por diferentes especies oportunistas y al hacerse más pesados que el agua, precipitan. Esta contaminación del fondo del mar es muy preocupante ya que causa un enorme deterioro de la calidad de las aguas y los sedimentos marinos donde se encuentren desechos antrópicos (es decir, de origen tanto urbanos como pesqueros).
Los residuos urbanos o industriales afectan no sólo la biodiversidad sino actividades económicas basadas en el turismo de sol y playas y en el de la observación de la naturaleza. Es prioritaria, en consecuencia, la implementación de programas tendientes a la mejor calidad ambiental, como la erradicación definitiva de los basurales a cielo abierto, estimular el tratamiento y reciclaje de los residuos urbanos, la implementación de programas de educación a la población en general, etc. Debe estimularse una conciencia saludable en los habitantes, orientándolos al cuidado de uno de los recursos más importantes con que cuentan estas provincias.

 

F: ¿Qué otras actividades pueden ser potencialmente contaminantes?

J.L.E: En cuanto a los hidrocarburos,  el total del petróleo producido en las áreas de producción en las cuencas que afectan la zona costera patagónica alcanza los 20 millones de m3 al año representando aproximadamente el 50% de la producción total del país. Con respecto a la actividad costa afuera (off-shore), en la plataforma marina argentina se comenzaron tareas de exploración hace más de 35 años resultando exploradas 7 cuencas offshore con un total de 182 pozos de exploración perforados. Actualmente se explotan comercialmente los yacimientos de gas y petróleo de la cuenca Austral Marina, aunque se ha encontrado petróleo en la cuenca del Golfo San Jorge.
La mayoría del transporte de petróleo producido en las cuencas del Golfo San Jorge y Austral Marina se realiza por medio de buques tanque a través de cinco puntos de carga a lo largo de la costa (Caletas Córdova, Caleta Olivia, Punta Loyola, Río Cullen y San Sebastián).
La legislación nacional en materia de protección del ambiente marino respecto a la contaminación por hidrocarburos provenientes de los buques se encuentra acorde al marco internacional. Argentina ha ratificado los convenios internacionales más importantes relativos a la prevención de la contaminación del mar por hidrocarburos como MARPOL 73/78 y CONVEMAR, resultando la Prefectura Naval Argentina la autoridad de aplicación.
La zona costera patagónica posee características especiales debido a la diversidad de especies y biomasa de las mismas, que sustentan un ecosistema particularmente productivo. Posee regiones designadas de protección especial, debido a sus características ecológicas, pero en varias de estas áreas se desarrollan algunas de las actividades económicas de la región como la pesca, el turismo, la explotación petrolera y las actividades portuarias.
El riesgo de contaminación de estas áreas sensibles requiere de estrictos controles para evitar daños ambientales. En estudios realizados, se ha observado que las zonas de la costa patagónica que presentan mayor impacto de contaminación por hidrocarburos se encuentran en cercanía de los puertos y actividades de explotación petrolera.
La recepción de residuos de sentina y otros residuos hidrocarburados proveniente de buques, se realiza desde hace relativamente poco tiempo en algunos puertos de la región.
Las características geográficas de la región patagónica con más de 3000 km de costa requieren de un plan regional integrado para el tratamiento de los residuos oleosos.

 

F: ¿Qué aporte considera que hace la universidad en relación al cuidado de las aguas?

J.L.E: La contaminación del mar tiene un efecto negativo y muchas veces desconocido sobre la flora y la fauna que vive en él; indirectamente sobre los animales -incluido el hombre- y vegetales terrestres. La legislación más dura es incapaz de lograr cambios en la responsabilidad del cuidado del mar por parte de quien lo utiliza (transporte, explotación, puerto, ciudades ribereñas, etc.), ya que el control eficiente es imposible dada la enorme superficie de la Plataforma Continental argentina. Se requiere entonces de una verdadera conciencia ambiental individual para la gestión adecuada de residuos sólidos, líquidos y gaseosos; para el uso responsable del mar; para el respeto de todas las criaturas que allí viven. En este campo le cabe a la Universidad un rol esencial. Por una parte prepara los futuros profesionales que tendrán responsabilidad en la generación y gestión de productos y servicios necesarios para la comunidad. Por otra parte debe estar capacitada para la gestión de residuos de todo tipo.

 

F: ¿Cuáles serían las recomendaciones que usted haría en relación a la contaminación hacia el presente y el futuro?

J.L.E: Es necesario legislar sobre residuos plásticos en el sentido de su minimización y la penalización de su  uso y eliminación indiscriminada, cambiando los hábitos sobre su uso en las ciudades. Hay legislación internacional y en cierto sentido, esto ha comenzado en algunas ciudades costeras al prohibir el despacho de bolsas tipo camiseta en grandes supermercados. Además, se debe promover la educación formal y no formal de toda la población en general en referencia a los residuos generados por la sociedad y la necesidad de su reducción, reuso y reciclado. De modo complementario, incentivar la clasificación de acuerdo al origen de los residuos domésticos, fomentando la reducción, el reuso y el reciclado. Generar planes de optimización de descartables. En este caso, la responsabilidad recaerá directamente sobre cada uno de los pobladores de una ciudad.
Mejorar la gestión actual de los residuos sólidos urbanos (RSU) en muchas de las ciudades costeras, esto es, su manejo adecuado. Ya que la población está directamente involucrada, el Programa denominado PNGIRSU (Proyecto Nacional de Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos) deberá hacer un manejo muy serio de los residuos para mantener una alta eficiencia. Cambiar las prácticas de manejo de restos de materiales en la flota pesquera. A pesar de alguna legislación al respecto, actualmente se descarta al mar todo tipo de residuos, esté o no prohibido su descarte. Profundizar las medidas de prevención de la contaminación por hidrocarburos en sistemas de explotación off-shore y en puertos. Realizar monitoreos con frecuencias adecuadas, de hidrocarburos y otros residuos sólidos en zonas costeras susceptibles de recibir contaminantes desde el mar; y, al mismo tiempo, hacer campañas de limpieza de playas en zonas de difícil acceso pero que han mostrado acumulación preferencial de residuos sólidos (Península Aristizábal en el golfo San Jorge, por ejemplo). Por último, hay que continuar con el relevamiento anual de aves empetroladas como modo de detectar impactos de la contaminación por hidrocarburos en zonas alejadas de la costa.

*Muchos de los datos ofrecidos fueron presentados en informes técnicos elaborados por Estévez para la Fundación Patagonia Natural, y en artículos de su autoría y co-autoría.