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23 de abril: un punto de inflexión para frenar la barbarie

Cuando los símbolos se ven amenazados las comunidades reaccionan en defensa propia: resguardan lo que los representa, lo que les da sentido, lo que les brinda el horizonte común. Pero no se trata únicamente de una actitud preventiva sino de la reafirmación de una identidad colectiva, de aquello que no es disociable.

El ataque a la comunidad universitaria desatado por las más altas esferas del gobierno y secundado por sus representaciones parlamentarias, redes sociales y medios de comunicación puso al descubierto sus verdaderas intenciones: eliminar toda posibilidad de realización soberana.

La universidad pública es condición de posibilidad de la nación soberana. Y eso fue lo que el pueblo argentino expresó en la gesta del 23 de abril: la potencia de lo colectivo y lo igualitario, la prevalencia de lo comunitario sobre lo individual.

El gobierno ha venido a destruir el lazo social. Cualquiera que haya recorrido las aulas y los pasillos de las universidades públicas sabe que el espíritu que allí impera es el de comunidad. Es por ello que nos han elegido como enemigos.

Las clases públicas, las asambleas interclaustros, las reuniones intergremiales y las vigilias a las que hemos asistido en las últimas semanas no son otra cosa que la materialización de ese espíritu. Eso es a lo que verdaderamente temen, a esa efervescencia que opaca el individualismo ramplón del que se ufanan.

Aunque intente disimularlo, el gobierno ha acusado recibo de la gesta del 23 de abril. Pero que haya recibido el mensaje no significa un cambio de rumbo. Es indispensable que el músculo no afloje, tenemos que asimilar la significación de lo ocurrido sin incurrir en mezquindades ni particularismos.

El 23 de abril constituyó un punto de inflexión, vino a tonificarnos y a romper con la falsa idea de que una mayoría coyuntural le garantiza carta blanca a la motosierra del gobierno. La pelea a la que nos enfrentamos, no obstante, será larga y no podemos permitirnos bajar la guardia.

Sin embargo, cada vez somos y seremos más: el 24E, el 8M, el 24M y ahora el 23 de abril muestran que nuestro pueblo no está dispuesto a resignarse a una existencia miserable donde la universidad, el trabajo, la ciencia, los derechos, la memoria y la patria sean palabras vacías.

En nosotros está la clave de la victoria. El pueblo siempre prevalece.

Pablo Perazzi – Secretario General
Belén Sotelo – Secretaria Adjunta