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El cambio técnico es uno de los principales vectores para el desarrollo de las fuerzas productivas

La pregunta que se hace Carlos Bianco (docente investigador de la Universidad Nacional de Quilmes y actual jefe de Gabinete bonaerense) en el seminario: «Economía del cambio tecnológico y el desarrollo nacional» en el marco del Programa de Actualización en investigación, Transferencia y Desarrollo en la Universidad Pública (ITD) es cómo ha afectado el desarrollo tecnológico a las discusiones de la teoría económica.

En esta primera clase Bianco nos presenta su lectura del Capital de Carlos Marx donde el énfasis está puesto en el cambio tecnológico, sobretodo en la aparición de nuevos procesos productivos, de nuevas maquinarias y la emergencia de la gran industria.

La teoría marxista define al cambio tecnológico como uno de los principales vectores para el cambio de las fuerzas productivas. Esto puede verse a través de un doble aspecto. En primer lugar el cambio técnico ayuda a multiplicar la producción de valores de uso aunque esto no puede analizarse en abstracto, es decir solamente a través del proceso de trabajo, sino que hay que hacerlo en el marco de las determinaciones generales del capital, esto es, el segundo lugar, desde el proceso de valorización. Es así que, el cambio técnico sólo se incorporará a la producción si permite la valorización del capital, es decir, si multiplica las ganancias de las empresas.

Entonces, el cambio técnico genera, por un lado, mayor productividad del trabajo, lo que abarata los bienes de consumo y permite la obtención de mayor plusvalía por parte de las empresas. Por el otro lado, el cambio técnico permite incrementar la intensidad del trabajo, por lo tanto los trabajadores pueden ser más explotados y los capitalistas se quedan con una parte adicional de plusvalía de manera absoluta.

Si bien esto lleva a un incremento de la ganancia, lo que Marx también muestra es que ese cambio técnico en la competencia capitalista (esas nuevas maquinarias, ese nuevo proceso productivo más eficiente) termina difundiéndose a todo el aparato productivo llevando a que esa incorporación de maquinarias aumente la cantidad de capital constante (maquinarias, insumos, etc.) de la economía. En última instancia esa mayor necesidad de maquinarias de las empresas, de mayor inversión de capital fijo, tiende a erosionar la ganancia capitalista en el largo plazo.

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