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Fernando Peirano: “Tecnología e innovación”

En el marco del Programa de Actualización en Investigación, Transferencia y Desarrollo en la Universidad Pública, Fernando Peirano (Presidente de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación) llevó a cabo la segunda clase del seminario “Tecnología e innovación”.

En este video, Peirano se interroga por el rol del Estado como articulador de un sistema productivo y social que conciba a la innovación como un motor de transformación. Para intentar dar respuesta a este disparador, se abordan tres instancias que atraviesan a esta problemática.

El primer punto se relaciona a cómo entender la naturaleza del cambio tecnológico y cómo esa cuestión se expresa en América Latina. La innovación tecnológica es un gran desafío, que en nuestra región no está exclusivamente vinculado con impulsar la frontera del conocimiento o de la técnica. Las economías centrales se ven obligadas a enfrentar esta condición para ubicarse en los paradigmas tecno-productivos. En cambio, las economías latinoamericanas cuentan con un margen para innovaciones incrementales y para nutrirse del conocimiento generado por terceros.

En ese sentido, las empresas en América Latina aprovechan dos vectores, por un lado el vector del aprendizaje por la práctica (“learning by doing”), que consiste en aplicar la experiencia a nuevos procesos. Estas pequeñas y medianas empresas nacen de un “know how”, definido como “un saber hacer”, que luego se perfecciona a partir de la práctica del “learning by doing”. El otro vector que se presenta, se trata de complementar este aprendizaje por la práctica con la incorporación de bienes de capital. Asimismo, es necesario atender que esta llegada de un bien de capital implica un crecimiento, pero no termina de conformar una promesa de modernización.

El segundo ítem tiene que ver con alentar la demanda y estructurar una oferta atenta a las necesidades locales de tecnología. Esta coyuntura dista de ser espontánea o motivada por el mercado, y necesita de una articulación del diagnóstico de las necesidades y la efectiva transferencia de los resultados. Por eso, se trata de un desafío tanto para el sector público como para los científicos.

Por último, nos encontramos ante Estados que se ven obligados a superar los techos del cambio tecnológico en América Latina, estimulando la demanda en un contexto de gran heterogeneidad sectorial y de acceso a los recursos. Ante este escenario tan diverso, se necesitan intervenciones estatales sofisticadas. Si bien nos encontramos con una oferta numerosa de proyectos, los instrumentos no logran conformar un plan general. Para superar esta característica y conformar un Estado capaz de impulsar el desarrollo, resulta fundamental impulsar las siguientes cuestiones:

  • Conformar instrumentos iníciales que habiliten a pensar un modelo de transformación, instrumentos intermedios que nutran ese modelo sumando algunas piezas claves, y finalmente, instrumentos superiores que permitan desplegar todo el potencial que esos proyectos tienen.
  • Recuperar la planificación como una acción participativa donde convergen y se encuentran distintos saberes que muchas veces están fragmentados. Este tipo de planificación posibilita un marco para el diálogo con el sector privado, orienta la inversión y favorece la formación de recursos humanos.
  • La sustentabilidad de estos procesos de desarrollo motorizados en el conocimiento deben conformarse en torno a lo público. El modelo de Estado neoliberal es insostenible en el tiempo ya que segmenta la división entre costos, esfuerzos y beneficios. Por eso, es necesario un contrato social que traduzca las inversiones en beneficios y un proyecto de país, de sociedad y de región, plasmado en la acción de las prioridades que se establezcan en materia tecnológica.

Para concluir, los ingredientes para una política pública que se direccione hacia la innovación y el desarrollo pueden dividirse en dos planos. Por un lado, es conveniente contar con una instancia de planificación, una instancia de evaluación, una instancia de revisión de esa evaluación y de rediseño. Además, los programas deben ser integrales, incorporando instrumentos que puedan alentar la utilización de conocimientos y las condiciones para que puedan aplicarse. Al mismo tiempo, es importante acompañar este aspecto instrumental con información técnica y estratégica así como incentivar a la formación de recursos humanos.

Estos componentes deben integrarse en un marco que reúna aquellas iniciativas dispersas en el sector público para combinarlas en un mismo eje. De este modo, el plano de la dinámica, el aprendizaje y la planificación, y el plano de la intervención, la acción y la articulación, se coordinan para pensar iniciativas con resultados favorables en el campo de la innovación y el desarrollo para transformar América Latina.

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